sociales-cristina
jueves, 9 de junio de 2011
jueves, 26 de mayo de 2011
La vida en la guerra de trincheras
La guerra de trincheras fue muy dura para los soldados de ambos bandos. La falta de alimentos, el frío, el barro, la plaga de ratas y piojos, entre muchos otros factores, hicieron de sus vidas miserables. La guerra se alargaba cada vez más y parecía interminable. Los soldados debieron seguir soportando las duras condiciones en que vivían.
El Barro:
El mal tiempo fue la maldición de las trincheras. Una simple lluvia podía transformar todo en un mar de lodo. La situación de los soldados empeoraba, se dificultaba el movimiento, las trincheras se llenaban de barro.
El Frío:
Después del barro, la segunda maldición fue el frío. El invierno fue extremadamente duro, con temperaturas cerca de los -20º.C. Era casi imposible moverse en las trincheras. No se podía hacer fuego y los que vigilaban de noche sufrían un verdadero martirio. Como resultado de estar expuestos largos períodos en la humedad y el frío, los hombres adquirieron el llamado “pie de trinchera”, azules y sin vida, propensos a sufrir gangrena.
Ratas y Piojos:
Una multitud de ratas circulaba por las trincheras, atacando las escasas provisiones que tenían, además de los cadáveres de los soldados ya muertos en la guerra. No podían dormir, ya que incluso se atrevían a meterse bajo sus gorras si escondían allí comida.
La higiene en las trincheras dejaba mucho que desear y todos tenían piojos. Eran cientos, en cualquier parte del cuerpo y pasaron a ser una excelente cura para el aburrimiento.
jueves, 12 de mayo de 2011
jueves, 5 de mayo de 2011
Hundimiento del Maine
La Comisión Técnica española determinó que la explosión había sido interna y a todas luces casual, basándose en indicios tales como el hecho de que las planchas de acero del casco del Maine estuvieran retorcidas de dentro hacia afuera; de haberse tratado de una explosión originada por una mina o un torpedo, el casco estaría retorcido hacia adentro.
Pero la Comisión de Investigación norteamericana dictaminó todo lo contrario.
Así, McKinley podía informar al Congreso norteamericano el 11 de abril de que la explosión había sido motivada por un agente externo, declarando que éste hecho era sintomático de la situación extrema que se vivía en la isla.
Antonio Cánovas del Castillo
Cánovas murió asesinado el 8 de agosto de 1897, en el balneario de santa Águeda, en el municipio de Mondragón, Guipúzcoa, por el anarquista italiano Michele Angiolillo, inscrito en el establecimiento como corresponsal del periódico italiano Il Popolo. Según declararía en el momento de su detención, el motivo fue la venganza por las muertes de los anarquistas detenidos en Barcelona a raíz del atentado contra la procesión del Corpus en junio de 1896.
" Soy enemigo del sufragio universal; pero su manejo práctico no me asusta".
Dice esto porque en realidad no había sufragio universal porque se falseaban los votos.
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